Julio Cortázar
Todo el mundo sabe que la Tierra está separada de los otros astros por una
cantidad variable de años luz. Lo que pocos saben (en realidad, solamente yo)
es que Margarita está separada de mí por una cantidad considerable de años
caracol.
Al principio pensé que se trataba de años tortuga, pero
he tenido que abandonar esa unidad de medida demasiado halagadora. Por poco que
camine una tortuga, yo hubiera terminado por llegar a Margarita, pero en cambio
Osvaldo, mi caracol preferido, no me deja la menor esperanza. Vaya a saber
cuándo se inició la marcha que lo fue distanciando imperceptiblemente de mi
zapato izquierdo, luego que lo hube orientado con extrema precisión hacia el
rumbo que lo llevaría a Margarita. Repleto de lechuga fresca, cuidado y atendido
amorosamente, su primer avance fue promisorio, y me dije esperanzadamente que antes
de que el pino del patio sobrepasara la altura del tejado, los plateados
cuernos de Osvaldo entrarían en el campo visual de Margarita para llevarle mi
mensaje simpático; entre tanto, desde aquí podía ser feliz imaginando su
alegría al verlo llegar, la agitación de sus trenzas y sus brazos.
Tal vez los años luz son todos iguales, pero no los años
caracol, y Osvaldo ha cesado de merecer mi confianza. No es que se detenga,
pues me ha sido posible verificar por su huella argentada que prosigue su
marcha y que mantiene la buena dirección, aunque esto suponga para él subir y
bajar incontables paredes o atravesar íntegramente una fábrica de fideos. Pero
más me cuesta a mí comprobar esa meritoria exactitud, y dos veces he sido arrestado
por guardianes enfurecidos a quienes he tenido que decir las peores mentiras puesto
que la verdad me hubiera valido una lluvia de trompadas. Lo triste es que
Margarita, sentada en su sillón de terciopelo rosa, me espera del otro lado de
la ciudad. Si en vez de Osvaldo yo me hubiera servido de los años luz, ya
tendríamos nietos; pero cuando se ama larga y dulcemente, cuando se quiere
llegar al término de una paulatina esperanza, es lógico que se elijan los años
caracol. Es tan difícil, después de todo, decidir cuáles son las ventajas y
cuáles los inconvenientes de estas opciones.
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