Luciano G. Egido
–¿Hay un cielo, Nancy?
–No lo sé. Creo.
–¿Crees en qué?
–No lo sé. Pero creo.
William Faulkner.
Antes de trasladarlo a un pueblo de la provincia de
Zamora, don Manuel Bueno, nuestro cura párroco, no creía en Dios; pero les
hacía creer a sus feligreses que creía para no desesperarlos más de lo que
estaban. Sus feligreses tampoco creían; pero le hacían ver que creían para que
él creyera que lo necesitaban.
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